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BUENOS AIRES EN UN DÍA

Suele pasar que el algún momento se nos aburre la tranquilidad y la vida ordenada y decidimos salir a buscar aventuras. Si comenzamos nuestro viaje desde  Montevideo para Colonia del Sacramento con el fin de descansar unos días, es seguro que vemos los ferris que parten para “el otro lado del charco”. Colonia es un lugar ideal para descansar antes y después de una escapada que nos lleve a un mundo de locura. Saliendo del hotel (en Colonia la base de hotelería es muy amplia desde albergues, pasando por hoteles con todas las estrellas hasta los muy de moda hoteles Boutique como por ejemplo POSADA NOVA) Lo cierto es que en estos tiempos de pandemia, donde vivimos más tiempo encerados que en contacto con otros, cada escapada “al exterior” suena a placer puro. Entonces si unimos la búsqueda de aventuras y viaje al exterior, desde Uruguay, Buenos Aires puede ser el destino ideal.

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Es cierto, seguimos escuchando el mismo idioma (aunque para ser sinceros el porteño tiene su propio canto, y a veces hasta no suena a español) pero es otro país, definitivamente con otro ritmo.

Entonces si lo que buscamos es vivir un día de locura, no hay nada mejor que subirse al ferry expreso en el puerto y desembarcar temprano por la mañana en el la city. Ya la sola entrada al puerto nos pone en evidencia que para ver habrá mucho.

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¿POR DONDE COMENZAR?

Si llegamos temprano, por ejemplo antes de las 10 de la mañana, el comienzo ideal es desayunar como lo hace todo porteño de ley: café con leche y medialunas – a elección de manteca o grasa. La tradición de los bares está tan arraigada en la Ciudad que, desde hace algunos años, se distingue a los históricos bajo el nombre de “Bares Notables”. Están repartidos por diferentes barrios y cada uno tiene su propia impronta. La Biela, ubicado en una de las esquinas más bellas de Recoleta (Av. Quintana 600), es uno de los más emblemáticos. Por sus mesas desfilaron intelectuales de la talla de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, Julio Cortázar y deportistas de renombre internacional como Froilán González o Charly Menditeguy. Desde sus amplios ventanales, se puede ver la Plaza Alvear. 

Otras opciones de Bares Notables son el Café Tortoni (Av. de Mayo 825), Los Galgos (Av. Callao 501) y el Bar Británico (Av. Brasil y Defensa). 

Los más golosos tal vez prefieran chocolate caliente con churros, una especialidad sobre todo de los bares céntricos.

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COMO SEGUIMOS

Basta solo con girar a la izquierda y atravesar la Plaza Intendente Torcuato de Alvear para pasar por la puerta del Cementerio y la del Centro Cultural Recoleta y llegar hasta la Plaza Francia, nuestras próximas paradas. La Recoleta es uno de los barrios más elegantes de Buenos Aires. En 1871, una epidemia de fiebre amarilla obligó a las familias aristocráticas del sur de Buenos Aires a abandonar sus casas.

Así fue como comenzaron a habitar la actual Recoleta, que desde ese entonces es conocida popularmente como Barrio Norte. En este emblemático rincón de la Ciudad hay muchos atractivos. Por eso seleccionamos los que sí o sí hay que ver:

En la Plaza Alvear, quedamos cara a cara con el famoso Cementerio de la Recoleta (Junín 1760) y con la Basílica del Pilar (Junín 1894), la segunda iglesia más antigua de Buenos Aires. Caminando hacia la derecha, está el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), una opción artística bien contemporánea que ofrece muestras temporales y múltiples actividades. Bajando por la avenida Alvear, aparece la imponente Plaza Francia que, con su magnífica barranca, es un lugar perfecto para quienes quieran descansar un rato y conectarse con el verde. Cruzando la Av. del Libertador, nos espera el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473), donde se encuentra la mayor colección pictórica del país.

 

PARA EL MEDIODÍA LA ELEGANCIA LLAMA

Después de un poco de cultura, y sabiendo que el mediodía se acerca seguimos nuestro recorrido. Caminamos unas pocas cuadras hasta encontrar la majestuosa Avenida Alvear, que será nuestra próxima parada. La Avenida Alvear, tal vez la más elegante de la Ciudad, fue trazada en 1885 por iniciativa del intendente Torcuato de Alvear.

Aunque originariamente se llamaba Bella Vista, fue luego rebautizada en homenaje a Carlos María de Alvear, el padre de Torcuato y un hombre de actuación destacada en los inicios de la Argentina. Al recorrer esta avenida, te vas a sorprender con la imponencia de una serie de residencias aristocráticas. Estas construcciones reflejan la influencia del academicismo francés y le dan a la zona un aire parisino. Anotalas: el Palacio Pereda (hoy residencia del Embajador del Brasil, Arroyo 1130), el Palacio Ortiz Basualdo (que alberga la Embajada de Francia, Cerrito 1399), la mansión de Concepción Unzué de Casares (sede del Jockey Club, Av. Alvear 1345), el Palacio Álzaga Unzué (donde funciona el Four Seasons Hotel, Posadas 1086) y la residencia Duhau (hoy Park Hyatt Hotel, en Av. Alvear 1661). A su vez, en la esquina de la Avenida Alvear y Ayacucho, se alza el sofisticado Alvear Palace Hotel, majestuoso por su arquitectura y decoración, y donde se han hospedado desde emperadores y reyes hasta presidentes de todo el mundo y artistas de renombre internacional.

Este edificio es un símbolo indiscutible de la Belle Époque, que fue inaugurado oficialmente en octubre de 1932, 10 años después de terminada la obra. En el año 2003, fue declarado Monumento Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.

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 EL OBELISCO A LA VISTA

Caminando solo unas cuadras se pinta a lo lejos en la intersección de la Avenida 9 de Julio y la Avenida Corrientes el emblema de la cuidad: el Obelisco Desde aquí tenemos la gran postal de la Ciudad. Es el punto de reunión donde se festejan desde los triunfos de los equipos de fútbol hasta muchas movilizaciones sociales. Estás en la intersección de las emblemáticas Avenida 9 de Julio y la Avenida Corrientes, famosa por sus teatros, sus librerías y la actividad nocturna. Caminando por la Avenida Roque Sáenz Peña, popularmente llamada Diagonal Norte, terminamos en Plaza de Mayo. Esta calle conecta a dos de los tres poderes: el Palacio de Tribunales (Poder Judicial) con la Casa Rosada (Poder Ejecutivo). Desde el Obelisco, hacemos cinco cuadras por la Avenida 9 de Julio, en dirección al sur, hasta Avenida de Mayo. Conecta el Palacio del Congreso de la Nación con la Plaza de Mayo y se extiende desde la avenida Callao hasta la calle Bolívar. Su espíritu europeo remite al primer intendente de la ciudad, Torcuato de Alvear, quien construyó un bulevar como los que había visto en París.

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LA HISTORIA DE LA CUIDAD BAJO NUESTROS PIES

En apenas 10 cuadras, vamos a conocer diferentes atractivos de importante valor histórico. Luego de la plaza del Congreso, seguimos por Avenida de Mayo donde nos cruzamos con La Inmobiliaria (Av. de Mayo 1400), el edificio que cuenta con una de las cúpulas más famosas de la Ciudad.

A pocos metros, está el Palacio Barolo, que hasta 1935 fue el rascacielos más alto de Buenos Aires y hoy es un edificio de oficinas. Su faro es una obra de arte, pero lo más llamativo es el simbolismo con la Divina Comedia, la obra de Dante Alighieri, de la que Luigi Barolo era un admirador profundo.

Luego, llegamos al Café Tortoni, el bar notable por excelencia. De mística tanguera, por sus mesas pasaron Carlos Gardel, Federico García Lorca y Jorge Luis Borges, entre otros. pocos metros, nos cruzamos con la emblemática calle Florida, una peatonal con comercios y tesoros arquitectónicos, como la Galería Güemes y Galerías Pacífico. También está el pasaje Roverano, donde se encuentra la peluquería Romano.

Allí se cortaba el pelo Jorge Bergoglio antes de convertirse en el Papa Francisco. Ahora sí, estamos en Plaza de Mayo, escenario de múltiples episodios históricos como la fundación de la ciudad, la formación del primer gobierno patrio, el bombardeo de 1955, las marchas de las Madres de Plaza de Mayo, el anuncio del inicio de la guerra por Malvinas y la asunción de los sucesivos presidentes. 

De un lado está la inconfundible Casa Rosada, sede de gobierno. En frente, el Cabildo, con un estilo colonial característico, pese a que para el trazado de algunas calles se le extirparon varios arcos. A pocos metros, nos encontramos con la Catedral Metropolitana, sede principal de la Iglesia Católica.

La mejor postal de 360º se obtiene desde la Pirámide de Mayo, en medio de la plaza y con una figura que representa a la libertad en su cúspide. Se construyó para celebrar el centenario de la Revolución de Mayo y alrededor de ella comenzaron a marchar las Madres de Plaza de Mayo para reclamar por la aparición con vida de sus hijos durante la dictadura militar. 

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LLEGO LA HORA DEL ALMUERZO Y EL RIO LLAMA

Es hora de parar y cerca de las dos de la tarde disfrutar de un buen almuerzo. Para ello, lo mejor es dejar atrás  La Casa Rosada, cruzar “el Bajo“ y entrar en los terrenos de Puerto Madero que es mejor lugar para sentarnos a disfrutar del rio y de un barrio imperdible de la ciudad. Aquí conviven edificios modernos y oficinas de lujo con la historia del antiguo puerto de Buenos Aires. ¿Su lugar más famoso? Decididamente el puente de la mujer.

 

¿POR DONDE SEGUIMOS? A LA BOCA, POR SUPUESTO

Nuestro recorrido continúa en la Av. Leandro N. Alem, para llegar hasta el barrio de La Boca. Allí nos perdemos por horas antes que la alarma nos avise que es tiempo , ahora sí , de tomar un taxi y correr al muelle para alcanzar nuestro ferry de regreso . En el barrio de La Boca, nos dirigimos a la calle-museo Caminito. Esta peatonal famosa por sus colores, casas de chapa y las funciones improvisadas de tango, hasta 1920, fue una vía del ferrocarril. ¿Sabías que es el octavo lugar más fotografiado del mundo?

En Pedro de Mendoza al 1800 está el Museo Quinquela Martín. Es uno de los tantos edificios que este artista plástico donó para crear en su amado barrio un polo cultural educativo y sanitario. Después de recorrer las muestras, en el tercer piso, te vas a encontrar con la Casa-Museo de Quinquela Martín, donde se exhiben sus grandes obras y objetos personales.

A pocos metros, aparece el Teatro de la Ribera, otro edificio donado por Quinquela. El interior de esta sala teatral está escoltado por murales pintados por él. Con otro estilo, pero también cercano a Caminito, se levanta Fundación Proa, un museo con exhibiciones de arte contemporáneo y una terraza para tomar un café con una vista increíble del antiguo puente de La Boca. Para seguir conociendo las cantinas, ferias y las calles con adoquines, tomamos por la angosta calle Garibaldi – junto a las vías del tren – que recrea el barrio de principios del siglo XX.

A cuatro cuadras, se levanta La Bombonera, el estadio de Boca Juniors. Es una visita especialmente recomendada para el público futbolero y cuenta con un museo con lo más destacado de la historia del club. Otra opción es caminar por las callecitas de La Boca hasta la Usina del Arte (Caffarena 1), un centro cultural con una nutrida programación que por el momento está funcionando como vacunatorio. Es un edificio que fue remodelado y puesto en valor sin perder sus características de castillo europeo.

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NO ES UN ADIÓS , ES TAN SOLO UN HASTA LUEGO

Ahora si podemos volver a nuestro querido Uruguay, concretamente a Colonia del Sacramento y durante el viaje de regreso pensar que decidamente ha sido un día de locura y muchos kilómetros recorridos en nuestras piernas pero que valió la pena. Con seguridad hay que volver en un próximo viaje para vivir la noche de Buenos Aires. Por eso, despegando del puerto vale la pena volver a mirar como el sol baja en la cuidad y decir “hasta la próxima”.

Y esa noche cenando en nuestra Posada Nova volver a planear el regreso.

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